Con la inteligencia artificial impulsando hackeos cada vez más sofisticados a usuarios y aplicaciones móviles, como la clonación de voz para ataques de vishing, la suplantación de identidad facial con FaceID y la generación automatizada de ataques, el enfrentamiento entre lo primitivo y lo tecnológico se vuelve inevitable. A medida que estas amenazas digitales impulsadas por IA se refinan, las tácticas tradicionales de defensa – atrapadas en la edad de piedra – necesitan evolucionar de manera urgente.
Las defensas que antes eran suficientes para proteger contra intrusiones simples ahora son insuficientes debido a la complejidad y sofisticación de los ataques generados por IA. La transformación es inevitable: nuestros métodos de defensa deben evolucionar no solo para sobrevivir, sino también para prosperar en un entorno donde la inteligencia artificial domina el campo de batalla cibernético.
Ataques IA entre nosotros
Clonación de voz con vishing
Esta técnica implica crear una copia de la voz de una persona utilizando IA, lo que permite a los ciberdelincuentes realizar llamadas fraudulentas y convencer a las víctimas de proporcionar información sensible o transferir dinero. Con la tecnología disponible hoy en día, la clonación de voz puede realizarse con solo unos minutos de grabación, lo que convierte a esta amenaza en algo extremadamente peligroso.
Clonación facial con suplantación de FaceID
En este caso, se utiliza IA para crear imágenes faciales tridimensionales que pueden engañar a los sistemas de reconocimiento facial. Esto pone en riesgo la seguridad de los dispositivos móviles y las aplicaciones que usan el reconocimiento facial como forma de autenticación. Estos ataques pueden tener graves consecuencias, desde el acceso no autorizado a información personal hasta fraudes financieros.
Cómo prepararse
Para superar estos desafíos impulsados por IA, es fundamental que las organizaciones aceleren sus modelos de entrega de defensa cibernética. Esto incluye la adopción de sistemas automatizados que utilicen IA para detectar y neutralizar amenazas en tiempo real, sin la necesidad de intervención humana.
Para prosperar en este nuevo mundo, es esencial que se reevalúen las prioridades de ciberseguridad. Las organizaciones deben estar dispuestas a invertir en las tecnologías más avanzadas y capacitar a sus equipos para evolucionar y enfrentarse con éxito a los depredadores móviles y digitales del futuro.
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