Nos encontramos en un periodo de la historia de la humanidad en el que los cambios son constantes. Dominar una materia, una profesión o una herramienta nos da poco margen de tranquilidad ya que, en muy poco tiempo, todo evoluciona. Podemos tener metodologías de trabajo que nos han funcionado en el pasado pero que sin embargo se han quedado obsoletas para desarrollar nuevos proyectos.
Esto provoca que sea necesaria una actualización constante, y que el tradicional método científico del ensayo y el error sea poco eficaz en este panorama. Ante este reto, son muchos los intentos que buscan encontrar metodologías que faciliten el trabajo. Así surge el concepto de metodologías ágiles, herramientas que fomentan la flexibilidad.
Entendemos el concepto de metodología ágil como una forma de desarrollo de proyectos caracterizada por un seguimiento continuo, flexible y periódico del trabajo.
Frente a una metodología clásica en la que se revisa el proyecto una vez entregado o finalizado, las metodologías de trabajo ágiles subdividen el proyecto en pequeñas etapas o sprints, tras los que el equipo se reúne y reflexiona sobre cómo ha evolucionado el trabajo. Esto permite un análisis más completo del avance del proyecto, además de una retroalimentación más frecuente y enriquecedora de las partes interesadas.
Las metodologías de trabajo ágiles se basan en 12 principios definidos por desarrolladores de software en el Agile manifesto.
1.Aumentar la satisfacción de los clientes mediante entregas continuas y tempranas.
2.Aceptar el cambio: la agilidad es la bandera de estas herramientas. Ver el cambio como una oportunidad para demostrar la flexibilidad de la metodología.
3.Hacer entregas valiosas de forma frecuente es una forma de fidelizar al cliente.
4.La colaboración es la llave maestra de la metodología. Se deben superar los proyectos individuales y buscar el trabajo en equipo como piedra angular de la agilidad.
5.Motivación. El equipo de trabajo es el motor de la metodología ágil, por ello, el combustible del proyecto debe ser la motivación individual orientada al bien común.
6.La mejor herramienta de comunicación es el contacto personal.
7.La entrega de productos en funcionamiento es prioritaria.
8.Ritmo de trabajo constante. Aunque se realizan cambios en la velocidad, se debe buscar constancia en el proyecto.
9.Búsqueda de la excelencia. Los estándares de calidad marcan un código de conducta.
10.Simplicidad. Intentar no complicar las tareas, los productos o las interacciones.
11.Autonomía. Asumir la responsabilidad de nuestros actos provoca un mayor cuidado sobre los resultados entregados.
12.Reflexión. Una de las claves. Analizar qué hemos conseguido y por qué lo hemos conseguido es necesario para reforzar los aciertos y minimizar los errores.
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