Para enfrentar esta tendencia poco alentadora para el medio ambiente, la ingeniería de software sustentable está en auge y los desarrolladores se enfocan en crear aplicaciones eficientes en carbono para maximizar el valor de cada gramo de carbono arrojado a la atmósfera. Uno de los caminos es a través del desarrollo de aplicaciones de modelado de demanda.
La configuración de la demanda es la estrategia de influir en la demanda para que coincida con la oferta existente, con el fin de lograr la eficiencia energética. Si la oferta es alta, la demanda aumenta, y cuando la oferta es baja, disminuye.
Un buen caso de uso de la configuración de la demanda es la videoconferencia. Si el usuario tiene poco ancho de banda, la calidad del video puede reducirse mientras que la calidad del audio se mantiene alta para igualar el suministro.
La configuración de la demanda de aplicaciones conscientes del carbono tiene como objetivo limitar la cantidad de carbono que se libera a la atmósfera como resultado de la ejecución de la aplicación. Las aplicaciones de software pueden tener "modos ecológicos", similares a los automóviles y los electrodomésticos, en los que los usuarios deciden si desean ejecutar la aplicación de una manera respetuosa con el carbono con la compensación del rendimiento.
Si bien esta opción inevitablemente reduce la calidad de la experiencia del usuario, la ventaja es que las aplicaciones eficientes en carbono suelen ser más baratas y rápidas. Esto empodera al usuario al dejar en sus manos la elección de la experiencia sobre la eficiencia energética.
Alternativamente, las aplicaciones también pueden diseñarse para activar automáticamente el modo ecológico de ahorro en emisiones de carbono. Si una aplicación se ejecuta con energía renovable, cuando el suministro de esa energía es alto, puede aumentar la demanda. Cuando es bajo, hace menos en la aplicación.
Se dice que las redes 3G y 4G usan de 4 a 7 veces más carbono que las redes WiFi. Elegir reducir el rendimiento del sitio web cuando se usa una red móvil en un teléfono podría ser una forma en que la configuración de la demanda puede reducir drásticamente las emisiones de carbono.
Los centros de datos consumen alrededor del 1% de la electricidad mundial, cifra que se prevé que ascienda al 8% en los próximos diez años. Un proyecto financiado por la Comisión Europea concluyó que los centros de datos de la UE consumieron un 25% más de energía en 2017 que en 2014. Sin embargo, las empresas tecnológicas líderes buscan cambiar esto, a través del cambio de demanda.
En 2020, Google anunció una nueva plataforma informática con inteligencia de carbono que permite a sus centros de datos cambiar el tiempo de muchas de sus tareas menos urgentes cuando las fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, están en su punto máximo; todo esto sin afectar sus servicios.
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