La tercerización del desarrollo de software es la vía más eficiente y económica para que diversas empresas desarrollen sus productos y comiencen a participar en canales digitales. Esto se debe al largo tiempo que les implicaría buscar personal calificado, así como la temporalidad de desarrollar internamente una plataforma digital desde cero.
Usando un servicio externo, las empresas, que pueden provenir de diversas ramas del mercado, pueden brindar productos que quizás no habrían podido desarrollar con su propio talento en el tiempo adecuado.Los principales factores que impactan en estos resultados son los siguientes:
Curva de inversión: El principal aspecto radica en la batalla entre contratar equipos internos o subcontratar el desarrollo. Para ofrecer un desarrollo con una calidad por encima de la media se requiere un equipo de 6 a 9 personas, con los cumplimientos sociales, tecnológicos y de experiencia que esto implica. Este equipo se vuelve un costo fijo a tiempo indeterminado, en muchas ocasiones absorbiendo curvas de aprendizaje, consultoría, capacitación y errores. Es decir, hablamos de una curva de inversión plana, a largo plazo.
Curva de aprendizaje: Este punto es una palanca del primero. Imaginemos que ambos equipos deben recibir una capacitación extensiva en el negocio y tecnologías para entrar en materia y poder realizar sus actividades; lo deseable es reducir lo máximo posible esta curva para tener la mayor actividad posible en el desarrollo. En este caso, hablamos de una curva de aprendizaje lenta en el tiempo en caso de elegir contratar un equipo interno.
De esta manera, la tercerización del desarrollo de software se vuelve una necesidad dentro de mercados altamente competitivos en materia de talento y de lanzamientos en tiempo récord.
A diferencia de desarrollar una plataforma internamente, cuando tercerizas el desarrollo de ésta a una empresa que te factura el producto, éste pasa a ser un activo tecnológico del solicitante y, por lo tanto, tiene beneficios de amortización contable.
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